Quema del Judas
El último día de la Semana Santa, el Domingo de Resurrección, se lleva a cabo la última de las procesiones, llamada del Encuentro, y dentro de ella y como acto más trascendente, tiene lugar la "Quema del Judas". La jornada comienza con la salida de la iglesia de San Vicente de las imágenes de la Virgen del Rosario, cubierta con un velo negro y portada por mujeres, y de Jesucristo Resucitado, llevado por hombres. Ambos pasos toman rutas diferentes, el de la Virgen continúa por la C/ Luis de la Vega, mientras que la de Jesucristo discurre por la plaza Sta. Mª de los Reyes Godos hasta la Plaza Mayor, donde se reencuentra con el paso de la Virgen, prosiguiendo juntas ambas imágenes hasta desembocar en la Plaza Ricardo Nogal. En este punto la procesión se detiene y se procede a la "Quema del Judas", pelele representando la efigie del Judas delator de Jesús. De su fabricación se ocupan los mozos del pueblo, empleando para su confección pajones de centeno con los que se rellenan unas ropas viejas hasta darle apariencia de una figura humana. Se distribuyen en su interior bombas de traca, al igual que en el zurrón que se le adosa, rememorando el saquete en donde Judas guardó las monedas producto de su delación. La mañana del domingo se lleva hasta la Plaza Mayor donde permanece tirado en el suelo hasta unos minutos antes de la llegada de la procesión, momento en el que se instala en lo alto de un poste de madera colocado en medio de la plaza. El Judas empieza a arder y explotar en el mismo instante en que los pasos hacen su irrupción, momento que también se aprovecha para quitar a la Virgen el velo del luto que la cubre por otro de color blanco simbolizando la alegría por la resurrección de su Hijo, aproximándose ambas imágenes y dando comienzo el sacerdote el rezo del Regina Coeli y el Magnificat. La procesión no reinicia la marcha hasta que el Judas no queda reducido a cenizas.